
A veces no sé que hacer con mis sentimientos. A veces sólo se me ocurre amontonarlos de cualquier manera y esconderlos. Apartarlos de la vista. Mantenerlos alejados para no pensar en ellos. Para olvidarlos.
A veces, tiempo después, me he encontrado con algún sentimiento perdido. Y esto me ha podido ocurrir en cualquier parte. En cualquier rincón me puedo encontrar con algún sentimiento extraviado y olvidado. Sentimiento que, de repente, aflora de nuevo tras el reencuentro y estallá en mi interior con una virulencia mayor que cuando me deshice de él.
el peligro está en todas partes. Los sentimientos desparramados, olvidados, me persiguen allá donde voy. Ellos a mí no me olvidan. Yo no supe que hacer con ellos, pero ellos saben muy bien que hacer conmigo.
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